miércoles, 8 de noviembre de 2017

ANTOLOGÍA 2017: GRACIAS, AMÉRICA




GRACIAS, AMÉRICA

Siempre te bendije. En la niñez, cuando oía tu nombre como una explosión de luz, naturaleza, hermandad y música. En la adolescencia, cuando supe que, antes de ti, en España ¡nadie comía tomates, ni patatas! En la rebelde juventud, cuando apoyaba la lucha de tus gentes cantando sus canciones de protesta, como si mi grito pudiera devolver a Víctor Jara su guitarra y a Atahualpa Yupanqui el sueño de su Argentina…

Después fueron los libros, el lujo de leer a tus autores en mi propia lengua. En su propia lengua. Gabo, Mario, Julio, Jorge Luis… se hicieron uno más de la familia en la biblioteca de casa. Padre los leía ya antes de viajar a Perú. Porque padre un año viajó a Perú. Entonces, cuando cruzar el charco era casi emular la hazaña de Cristóbal Colón. Viaje de empresa, ¡las hoces de la fábrica familiar iban a venderse en Perú! Y padre volvió americanizado; eran sus labios un surtidor de elogios derramándose sobre ti. Fue entonces cuando nos tradujo el nombre de la compañía de seguros, su otro trabajo: «Plus Ultra significa más allá». Y nos explicó que era el lema de Carlos V. Mi padre conocía muy bien a Carlos V, porque leía historia tanto como respiraba. Y decía que había que ser ambiciosamente soñadores, como aquel rey.

Siempre te bendije, pero nunca tanto como ahora. Ya ves, nuestra querida madre patria y la diáspora de sus jóvenes. Mi niña, a más de diez horas de vuelo, coordina proyectos contra la pobreza y la desigualdad, allá en Asunción. Su corazón es osado. Y soñador, como su abuelo le enseñaba; camina con un plus ultra adherido a la suela de los zapatos. Es feliz allí, en la Fundación Paraguaya, a pesar de los bichos y las goteras y los autobuses lentos como tortugas. Por fin tiene trabajo. Exactamente el trabajo que ella quería. Y en su propia lengua.

¡Gracias, América!

Isabel del Rey Reguillo
Maestra de Primaria y Secundaria ya jubilada
LA SOLANA (Ciudad Real)
(XI Antología)

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