viernes, 16 de marzo de 2018

ANTOLOGÍA 2017: EL CERRO MARMOLEJO




EL CERRO MARMOLEJO

Hacía calor en aquel cercanías incómodo y bullanguero. El joven herido intentaba abstraerse de la batahola ambiental sin conseguirlo. Con el ceño fruncido, manifestaba su pena interior y disimulaba la congoja de su alma doliente, pero su amargura no cedía.

Por un momento, visualizó las circunstancias que desencadenaron el siniestro mortal.

Con qué ilusión había preparado el trekking, con sus dos compañeros del alma, al seis mil más austral de los Andes; qué feliz el encuentro en aquel coqueto albergue de Baños Morales en Chile; con qué optimismo atacaron la cima en la amanecida del sexto día de ascensión.

Ahí, se acentuó su postración y unas cálidas lágrimas afloraron, irrefrenables, para aliviar su aflicción.

Se estremeció al evocar la virulenta sacudida de la montaña que sembró de rimayas aquel inofensivo glaciar para engullir a sus amigos como un hambriento sifón.

No recuerda más. Ayer se despertó en un hospital de Santiago, donde le entregaron aquel frío y escueto telegrama: «Trámites de repatriación. Rogamos se persone en la morgue n.º 3 para reconocimiento-identificación de cadáveres. Cónsul de España».

Esta vez sus ojos se arrasaron de lágrimas aciduladas que le provocaron un angustioso sollozo.
Cuando el tren se paraba, se levantó vacilante hasta envararse frente a la ventanilla, vislumbró en la lejanía la silueta inolvidable del coloso andino para murmurarle una emocionada e íntima desiderata: «¡Juan y Pedro, que las huacas del Marmolejo os transporten al eterno valle de la amistad y el compañerismo!».

Pablo Gasca Andreu
Maestro jubilado
ZARAGOZA
(XI Antología)

No hay comentarios:

Publicar un comentario